Los casos de uso proporcionan un modo claro y preciso de comunicación entre cliente y desarrollador. Desde el punto de
vista del cliente proporcionan una visión de "caja negra" del sistema, esto es, cómo aparece el sistema desde el
exterior sin necesidad de entrar en los detalles de su construcción. Para los desarrolladores, suponen el punto de
partida y el eje sobre el que se apoya todo el desarrollo del sistema en sus procesos de análisis y diseño.
Un caso de uso es una secuencia de acciones realizadas por el sistema, que producen un resultado observable y valioso
para un usuario en particular, es decir, representa el comportamiento del sistema con el fin de dar respuestas a los
usuarios.
Aquellos casos de uso que resulten demasiado complejos se pueden descomponer en un segundo nivel, en el que los nuevos
casos de uso que intervengan resulten más sencillos y manejables.
Para especificar este comportamiento existen una serie de recomendaciones o técnicas que se aplican dependiendo del
momento del desarrollo que se esté y de la complejidad del caso de uso. Puede ser desde una simple descripción textual
que recoja un requisito funcional a una especificación del caso de uso, e incluso un conjunto de diagramas:
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